ÁNGELES

“Tiene el Señor su trono sobre el cielo, y su reino gobierna el Universo. Bendecid al Señor, todos sus Ángeles, los virtud potentes, los que ponéis por obra sus mandatos, y obedecéis a su palabra. Bendecid al Señor sus huestes todas, los que cumpláis su voluntad, ministros suyos.” Salmos 103:19/21

 

Se les relaciona con los Ishin, las Almas de los hombres justos, del Reino del Mundo de Yetzirah o Tercer Mundo Sefirotico.

 

Se le da el nombre de Ángeles, según Pseudo Dionisio a “… (la) jerarquía más próxima a nosotros, la que nos hace manifiesta la revelación y está más cerca del mundo… el orden superior, llamado así por estar más próximo a los misterios divinos, influye jerárquicamente en el segundo grupo, que se compone de santas dominaciones, Virtudes y Potestades.

 

El segundo preside sobre la jerarquía de principiados, Arcángeles y Ángeles; es el que hace las revelaciones y, según sus distintos grados, preside las jerarquías humanas a fin de que la elevación y retorno de Dios, comunión y unión con Él suceda como es debido.”

 

Son los mensajeros sociales, los más cercanos al hombre; son realmente los encargados directos de guiar a la humanidad. Son los que conectan a los seres humanos con el mundo espiritual. Desempeñan las funciones de ministros, mensajeros, mediadores, guardianes, conductores de los astros, ejecutores de las leyes, protectores, etc. La cúpula del firmamento gira gracias a su acción. Influyen en todos los aspectos planetarios y en la creación de todo el material.

 

Desempeñan funciones correspondientes a su grado y categoría. En general, su labor en el mundo consiste en guiar la evolución de acuerdo con el Plan Divino; son los guardianes de la humanidad.

 

Referencias a los Ángeles existen en las tradiciones egipcias, sumerias, babilónicas, persas, hebreas, mayas, incas. Se mencionan en los textos akadios, ugarticos y bíblicos, entre otros.

 

En Grecia, desde el Siglo IX A.C ya formaban parte de su tradición. Los judíos, al volverse monoteístas, siguieron venerando a los dioses que conocieron en cautiverio pero bajo nombres distintos y como intermediarios, como Ángeles. En las escrituras indias se desempeñan una función muy importante. Todas las religiones del mundo reconocen la existencia, presencia y actuación de los Ángeles en la obra de la naturaleza, como obreros del cosmos cumpliendo la voluntad de Dios.

 

Los reconocen: mazdeistas, hebreos, cristianos, musulmanes. Son los Elohim, Dhyani – Buddhas, Dhyan – Chohans, Adityas, Vasus, Suras, Devas, Pitris Solares, Pitris Lunares, Faraores, Hombres Celestes, Espíritus Planetarios, Hombres Dioses. El nombre con que se les designa no tiene importancia, porque ellos son las divinas inteligencias encargadas de la superintendencia del Cosmos; y todos desempeñan funciones correspondientes a su grado y categoría.

 

Todo lo que el Universo es obra de los Ángeles, nada sucede sin que ellos participen; ejecutan todo lo que al hombre común parece mecánico. Los minerales, las plantas, los animales, se desarrollan gracias a su intervención. Forman y preservan el Universo; vigilan que se cumplan las leyes y que todo marche de acuerdo al Plan divino.

 

Hasta las mismas fuerzas involutivas sólo actúan cuando los Ángeles lo permiten, si el lugar o las personas se encuentran congestionados con una carga energética obscura que debe disiparse.

 

Los Ángeles son nuestros hermanos y nosotros, igual que ellos, somos de naturaleza divina, somos hijos de un mismo padre; pero ellos están más evolucionados y ocupan los peldaños de la escalera celestial por la que nosotros también debemos subir. El camino inmediato que debemos transitar para llegar a nuestro Padre ya lo han recorrido ellos; por eso, nos ofrecen su mano para ayudarnos a recórrelo sin tropiezos.

 

Pseudo Dionisio dice que se le da el nombre de “Ángel” a todos los seres que forman los distintos coros porque aunque no todos reciben directamente la iluminación de Dios, todos gozan de su luz, aunque en menor grado los que están más alejados de la fuente; “…dan el nombre de “Ángel” también a los órdenes más altos y santos de entre los seres celestes por el hecho de que manifiestan las iluminaciones procedentes de la Deidad.

 

Pero hablando correctamente del último orden de los seres celestes no hay razón para llamar a los Ángeles a los miembros de los principiados, tronos o serafines, porque los Ángeles no participan de los supremos poderes de estos… Si la Escritura emplea al mismo nombre para todos los Ángeles es porque los poderes celestes tienen en común una capacidad, inferior o superior, para identificarse con Dios y entrar, más o menos, en común con la luz que viene de Él.”

Información del libro de Lucy Aspra “Manual de los Ángeles Vol. 1 Di sí a los ángeles y sé completamente feliz.