He sido elegido por la Virgen de Guadalupe para guardar y guiar a la Nación Mexicana. Mi túnica es blanca de pureza divina y mi corazón, rojo de amor  derrama su bendición sobre la verde tierra donde se posan mis pies.

Mi aura se extiende y se protege con amor y con celo sus mares, sus costas y todo su suelo. En estos momentos me acerco a ti porque hay mucha tensión y necesito tu ayuda, tu oración.

Cada país tiene un Ángel que vela por él, que responde de la evolución del país.
Nosotros estructuramos la zona geográfica, los límites, la fertilidad o la esterilidad de la Tierra, los avances y la productividad; esto lo hacemos con la sustancia etérea que proveen los habitantes del lugar con sus pensamientos, sus emociones, sus palabras y sus acciones.

De acuerdo con los estados de conciencia de los habitantes se crea el ambiente del país. Cuando hay contaminación moral y física los Ángeles no podemos trabajar y debemos abandonar las esferas humanas, porque un ambiente cargado de energía densa atrae a entes de los bajos planos y son ellos los que se dedican a hacer su labor, pareciera que el humano está a la deriva, sobreviene el caos, la incongruencia.

Los ángeles permanecemos a distancia esperando el despertar de la conciencia y nos permiten intervenir. Hoy necesito de ti para que propagues mi mensaje y toda la nación ore y piense en paz, armonía, felicidad y amor para condimentar así la sustancia para construir un México de esplendor.
MI NOMBRE ES CORAEL y significa: “El que vela por la tierra que está cerca del corazón de Dios”¨ (*)

(*) Tomado de la “Agenda Angelical” de Lucy Aspra.